La RSE: un modelo de gestión empresarial
Como
empresarios debemos reconocer que estamos afrontando un período
de crisis e incertidumbre económica a nivel mundial sobre todo para los que
dependen del mercado europeo. Aun así, cada
vez son más las empresas que deciden impulsar una visión de los negocios que
incorpore a su gestión el respeto por los valores y principios éticos, las
personas, la comunidad y el medio ambiente.
Considero
fundamental que desde el ápice estratégico de la organización exista un
compromiso de cambio en la cultura organizacional y con la formación de
confianza para con todas las partes interesadas, tanto dentro como fuera de la
empresa (360º); y que se impulsen para adelante decisiones y actividades que promuevan:
el desempeño ambiental sostenible, que sea económicamente viable y socialmente
equitativo.
Para poder
llevar adelante todo esto, las auditorías sociales son una herramienta que
ayudarán a la empresa a identificar su impacto tanto a nivel ambiental como
social, medir o evaluar efectos, poder comunicar interna o externamente su
desempeño, y hacer mejoras permanentes en áreas tales como: prácticas laborales, temas de
derechos humanos, la relación con la comunidad y conductas éticas.
La
implementación correcta de programas de auditoría teniendo en cuenta la
responsabilidad social empresarial (RSE) permitirá que el negocio tenga un enfoque integral y a
poder medir los aspectos no financieros de su vinculación con la comunidad y
otras actividades relacionadas, identificar necesidades de información de los
principales exponentes de la comunidad, y poder identificar las debilidades y fortalezas, para poder
tomar decisiones estratégicas.
En cuanto
a la tarea del auditor interno, hay que entender que los programas de RSE deben
auditarse y evaluarse constantemente como un todo, pero también, los elementos
del programa deben evaluarse de manera separada, realizando auditorías
independientes para cada elemento del programa.
También,
pueden efectuarse auditorías por agrupaciones de temas, como:
• Comunidad: voluntariado, compromisos de los grupos de interés, filantropía,
negocios inclusivos, etc.
• Lugar de trabajo: elección de empleo, salud y seguridad, prácticas ambientales,
diversidad e igualdad, ética, gobierno, derechos humanos.
• Ambiente: administración responsable de recursos (aire, agua, suelo,
desperdicios, uso de energía, etc.), cumplimiento regulatorio.
• Marketplace: seguridad y calidad del producto/servicio, promoción y venta responsable, administración responsable de la cadena de suministros, prácticas de desarrollo y prueba de productos, administración de productos, prácticas de revelación y privacidad.
Para
terminar, se puede concluir que, las auditorías sociales pueden ser muy
valiosas para las organizaciones en tanto éstas entregan información sobre sus
prácticas internas así como información sobre como los percibe la comunidad y
sus genuinos representantes. Permitirán a la compañía mejorar su relacionamiento con
los representantes de la comunidad y con los inversionistas (stakeholders),
minimizar costos operativos, identificar impactos no financieros y prioridades,
detectar debilidades en cuanto a obligaciones legales o estándares de calidad y
evitar posibles conflictos.
Econ. Mario
Aníbal Romero Lévera, socio de
ADEC
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