¿El Estado soy YO?
¿El Estado soy YO?
Muchos ciudadanos, ante la ola de inseguridad reinante,
la falta de una política de protección al consumidor eficaz, y el alto índice
de impunidad que se percibe y otros sin fin de ítems, llegan a una conclusión
extrema de afirmar que el Estado “no sirve para nada”. Hasta se llega a hablar
del Estado Ausente.
La pregunta es: ¿por qué el ciudadano común puede
llegar a pensar que el Estado es muchas veces un “tumor maligno”? ¿Por qué el
descontento de una sociedad puede llegar
hasta el límite de la indignación?
Antes de conocer la respuesta al título de este
artículo es importante considerar que, la actividad del gobierno tiene el propósito
de satisfacer las necesidades de una sociedad y el Estado somos nosotros mismos. El estado soy yo…Mi poder de
decisión, por último…mi propio voto.
La intervención del Estado en la economía es una
función fundamental para un desarrollo adecuado y exitoso del país.
Esta demostrado que, en algunos países neoliberales,
donde el Estado no interviene en su economía, y solo se limita a regular al
mercado en lo que respecta su oferta y demanda, no ha sido eficiente la medida
aplicación del libre mercado para tomar decisiones a su antojo en la oferta y
la demanda.
El Estado guía, equilibra y regula al comercio, se encarga
de fijar estándares de calidad y regula el sistema financiero, encargándose de
promover las industrias. Desde este punto de vista se considera el bien común
de la sociedad y de los que la componen.
El Estado da soporte a las necesidades básicas del
consumidor desarrollando rutas, escuelas y hospitales.
El Estado se encarga de invertir en construir y organizar
todo lo que es necesario e indispensable para el bienestar de los individuos
que conforman una sociedad, aportando más beneficios para los que no tienen la
oportunidad de sustentar tales gastos como comprar un terreno y construir una
casa, recibir una educación adecuada para sus hijos, pagar un servicio médico
digno, entre otros.
Básicamente el Estado se encarga de la economía de un
país. Responsabilizándose de la seguridad y el orden público, haciendo que
todos cumplan las leyes y que paguen sus impuestos. Porque, si el Estado no se
encarga de esto, ¿entonces quién lo haría?
¿Imagínense si no es importante el Estado para un
país? Por supuesto que sí. Pero un Estado eficaz y eficiente que cumpla el rol
que le compete, que es regular y vigilar, dirigir y ofrecer las oportunidades
para que los ciudadanos lleven una vida digna.
Finalmente un Estado que no cumple con estas
condiciones (su misión de ser) muchas veces llega al extremo de ser percibido
como “estorbo” para la sociedad.
¿El Estorbo soy Yo? O el Estado soy Yo!!!
Mario Aníbal Romero Lévera
Socio de la ADEC
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